Nuestro protagonista no está bendecido. En cambio, está excluido, deprimido, atrapado en sufrimientos internos.
Viaja por calles bulliciosas, camina entre multitudes con máscaras y, paso a paso, entra en una oscuridad devoradora. Nuestro héroe está perdido, entre las imágenes entrelazadas del mundo real y su ilusión.
¿Saltarías y te enfrentarías a su auténtico yo?